En un entorno cada vez más global, las empresas no son ajenas a procesos de internacionalización, de expansión hacia mercados emergentes, de creación de consorcios o aplicación de modelos de negocio adaptativos. Es precisamente en este contexto en el que el factor humano se eleva como determinante en el camino a la excelencia empresarial.
Centrando el post en las empresas que orientan sus servicios a proyectos, ya sea para la fabricación de un producto o la ejecución de un proyecto, elementos clave en este camino son los recursos de la organización, la capacidad de la misma para adaptarse a los cambios del entorno y una buena dirección de proyectos bien alineada con los planes estratégicos de la compañía y que sea capaz de llevarlos a cabo cumpliendo los objetivos marcados por los interesados, en un contexto de rentabilidad/riesgo controlados, y marcados por la excelencia del servicio al cliente.
Aunque en futuros post hablaré de las organizaciones, el objetivo de este post pretendo centrarlo en la figura del Director de Proyectos.
¿Cuáles pensamos que serían las características y habilidades deseables de un buen director de proyectos?¿conocimiento del sector?¿experiencia en proyectos similares?
Estos ejemplos serían buenas cualidades que deben ser valoradas en el director de proyectos, pero no las únicas ni las principales, pues no debemos pasar por alto que nunca hay dos proyectos iguales, por lo que la experiencia en proyectos similares sirve de base de conocimiento para evitar errores conocidos, pero no es pieza clave del mismo, dado que si fueron bien gestionados, dichas experiencias, errores del pasado, etc, debieron quedar bien documentados y forman parte de los activos de la empresa para evitar similares errores en el futuro, y por tanto deberían estar accesibles al director en el nuevo proyeto.
Destacar que el director de proyectos, deberá orquestar los proyectos que se le encomienden en todas sus fases, desde la Planificación, o incluso antes, hasta la Ejecución, Monitoreo, Control y Cierre de los mismos, gestionando en todas estas fases (o como lo denomina el PMI, Grupos de Procesos) todas las áreas de conocimiento que se den en los mismos, desde el alcance del proyecto, los costos, los tiempos, o la calidad hasta los RRHH, las comunicaciones, los riesgos, las adquisiciones y los interesados, todo ello de forma integrada como un todo.
El buen director de proyetos por consiguiente debería ser aquel que, además de cosechar buenos resultados en su expediente, disponga de unos conocimientos, unas habilidades y una actitud bien definidas, bien orientados a la dirección de proyectos, que sea capaz de adaptarse a nuevos retos en cualquier sector.
Para centrar el mensaje de este artículo, las cualidades que a todo buen director de proyectos se le debería exigir son:
- Conocimientos: Tener una buena base en gestión de proyectos, procesos y áreas de conocimiento, que le proporcione una visión de conjunto; conocimientos de dirección estratégica (conocimientos en administración y gestión empresarial le serán muy útiles); conocimientos de software y plantillas de apoyo para la dirección de proyectos (herramientas de gestión imprescindibles).
- Habilidades: Habilidades interpersonales de creación y motivación de equipos; habilidades de comunicación y resolución de conflictos; promoción de valores de grupo (incluso interculturales); habilidad y madurez para manejar información sensible; capacidad de adaptarse a los cambios.
- Actitud: Saber escuchar; sentido de la realidad conociendo las limitaciones y asumiendo las responsabilidades oportunas, parándose en aquellas que puedan hacer peligrar el proyecto; control en situaciones de estrés; ética en el más amplio espectro.
Dicho esto, el director de proyectos velará por el beneficio de todas las partes interesadas, con una conducta ética y moral ejemplar como bandera.
Una posible forma de identificar un excelente director de proyectos puede ser recurriendo a certificaciones oficiales como PMP o PRINCE2. La primera está más centrada en definir estándares, procesos, procedimientos, técnicas y herramientas para la gestión del proyecto reconocidas y contrastadas a nivel mundial, que evolucionan continuamente, y cuyos requisitos de admisibilidad de sus miembros son relativamente altos (lo cual limita el riesgo), mientras que la segunda se enfoca más en definir una metodología para organizar los proyectos; aunque entrar en detalles de las mismas corresponderá ya a otro artículo.
Ya finalizando, el disponer de profesionales certificados en las empresas incidide en valores estratégicos del negocio que suponen:
- Ahorro de costos, mejora del rendimiento y por tanto, de la rentabilidad: En un entorno de trabajo donde cada uno sabe qué debe hacer, qué documentación presentar y a quién hacerlo se ahorran tiempos, recursos, duplicidades y costos, haciendo que las empresas sean más eficaces. La certificación nos aporta un punto inicial de entendimiento que redunda en la mejora del clima laboral y por tanto en la eficiencia empresarial. Es por ello que organizaciones de todo el mundo aplican estándares en la dirección de proyectos como requisito de obligado cumplimiento.
- Señal de que la empresa valora la buena gestión: Una empresa que cuenta entre sus empleados con profesionales certificados en la dirección de proyectos refleja ante entidades públicas y privadas una apuesta por la buena gestión, mostrando ante sus clientes un plus de competitividad. No es por ello de extrañar que empresas referentes a nivel mundial estén incorporando profesionales certificados a su plantilla ante una demanda cada vez más exigente frente a proyectos de gran dimensión, complejidad, innovación o riesgo.
Si te has hecho una valoración propia al respecto o quieres intercambiar impresiones estaré encantado de recibirlas, tanto si es una observación como si es un opinión crítica o constructiva. Un saludo!
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